Carta Abierta a la Presidenta Bachelet
Compañera Presidenta:
Soy Flor Domínguez Rosas, militante socialista, Consejera Regional de Cultura, Región de La Araucanía, compañera y esposa por 20 años (sin contrato de por medio) de Kenny Sánchez Contreras, detenido en un operativo policial desde el 7 de Mayo del año 2008, junto a Sergio Reyes, trabajador de la Forestal Mininco, a Elena Varela documentalista y a quien le escribe, en ese entonces encargada de cultura de la Municipalidad de Ercilla.
Con motivo de la inauguración del Carnaval de Cultura del Bicentenario en la ciudad de Valparaíso, los días 22 al 24 de enero del presente año, en una jornada de trabajo donde nos reunimos los consejeros de todas las regiones de Chile, con sus respectivos directores, la Ministra de Cultura y funcionarios del C.N.C.A, nos llevamos la gran sorpresa al saber que usted vendría a inaugurar el Carnaval.
No imagine que estaría tan cerca y a la vez tan lejos de la compañera por la cual trabajé junto a tantos y tantas chilenas para que fuera quien condujera el destino de nuestro país en democracia.
Esa noche se agolparon en mi mente y alma sentimientos encontrados, cuando todos coreábamos con fuerza, junto a Inti Illimani: “El pueblo unido jamás será vencido”. Sin embargo, fuimos vencidos, no por la derecha que hoy celebra el triunfo, sino por la incapacidad de autocritica de nuestros líderes como militantes firmes en las convicciones ideológicas que sustentan nuestro partido. Me hubiese gustado sentir el orgullo y la grandeza de una militante de base, que abraza los postulados históricos del socialismo; que milita y construye la propia vida con disciplina, con solidaridad, con lealtad y consecuencia, y haber podido reconocer a aquellos lideres con admiración, valorando su ética, sus principios, su consecuencia. Pero no fue así y el pueblo lo sabe.
Quise ingeniármelas para poder llegar hasta usted, pero el protocolo, el dispositivo de seguridad me lo impidió. Necesitaba entregarle una nota improvisada, en una hoja improvisada, en un encuentro inesperado, pero que era el instante preciso, la ocasión única tal vez, para poder decirle que en Chile sí hay presos políticos, que en Chile sí se atropellan los derechos humanos, que en Chile aun se arman montajes políticos para justificar la inoperancia de los aparatos de inteligencia del Estado.
¿A donde quiero llegar con todo esto compañera? (esa palabra que tanto le gusta a la Ministra de Cultura, a Camilo Escalona, a Arturo Barrios, por nombrar sólo algunos “compañeros” que, en el momento que mas necesité apoyo, encontré sólo promesas y palmaditas en el hombro, sin contar los consabidos lamentos por la arbitraria detención de la cual había sido objeto, sólo como represalia por la actitud digna de mi compañero de no firmar papales en blanco al momento de su propia detención). Sólo quiero contarle que tengo una intachable conducta y una larga trayectoria de participación en la construcción social, política y cultural en mi región y por consiguiente del país, aportando como muchos al desarrollo de este, desde el ámbito de la cultura. Sin embargo, hoy día el Estado de Chile, con usted como presidenta, me ha arrebatado la vida completa.
Tal vez la nota que le escribí esa noche y que solo pude entregársela al jefe de avanzada presidencial, debió haber salido de la billetera donde la guardo, prometiéndome entregársela en un momento más “oportuno”, de seguro, fue a parar al tacho de la basura, tal como han hecho o han pretendido hacer con nuestras existencias, la de nuestros hijos y de nuestras familias.
“Compañera Michelle”, solo le pido que como mujer, como madre, como hija, como ser que amó, que vivió el exilio, que quizás sintió el dolor de las familias de los desaparecidos, de los asesinados, de los encarcelado por la dictadura, no permita que le hagan ponerse las manos en los ojos para no ver lo que todo un país y el mundo entero ve, no sea cómplice de un Estado fascista, no niegue a su pueblo y al mundo entero la existencia de la prisión política y la tortura en las cárceles de Chile.
Antes de irse reivindíquese con su propia historia de vida y transfórmese de verdad en la admirable mujer que pensé seria la primera mujer Presidenta de Chile.
Solo estoy pidiendo que vele y de garantías para un juicio justo a estas tres personas, no entregue el destino de nuestras familias a las manos de nuestro enemigo de clase.
¡Por la inocencia, la libertad y la justicia!
¡Sólo la lucha nos hará libres!
¡Sólo luchando les haremos libres!
Flor Domínguez Rosas e hijos (Pablo, Francisca y Diego).
Ercilla, enero de 2010.
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